miércoles, 3 de septiembre de 2008

El Castillo de Buñol

Buñol es conocido sobre todo por la Tomatina y, en menor medida y sobre todo en la Comunidad Valenciana, por sus bandas de música (La Armónica y La Artística, por cierto, dos de las mejores de España). Pero Buñol es mucho más y la localidad cuenta con un interesante patrimonio, tanto natural como artístico.

Dentro de este patrimonio artístico destaca su Castillo, por su magnitud, uno de los más importantes de España. Se asienta sobre dos macizos rocosos en el centro de la localidad y se extiende sobre 400 metros de longitud, dominando toda la comarca de la Hoya de Buñol. Su importancia deriva, sobre todo, de su situación estratégica, en la antigua frontera entre Castilla y Valencia.

Historia

La presencia humana en el término de Buñol es muy antigua, como demuestran los restos encontrados, que van desde el Paleolítico a los romanos, pasando por la Edad de Bronce y los Íberos.

La primera constancia de un castillo o fortificación en Buñol es del siglo XIII. En el año 1238, durante el asedio de Valencia, y según muestran los registros del Repartiment, Jaime I cedió los castillos de Buñol, Macastre y Monroy al caballero aragonés Rodrigo de Lizana, quien a su vez lo legó todo a la Orden del Hospital en el año 1241. El rey recuperó el señorío para donarlo en el año 1260 a su amante, Berenguera Fernández y su hijo común, Pedro Fernández. Jaime II lo recompró a principios del siglo XIV para su hijo Alfonso, conde de Urgell, que sería rey con el nombre de Alfonso IV. Permaneció como patrimonio de los Condes de Urgell a través del linaje del segundo hijo de Alfonso IV, Jaime, durante el siglo XIV.

Tras el Compromiso de Caspe, Fernando de Antequera se apropiaba del castillo. El patrimonio de Urgell fue incautado y Buñol entregado a un fiel caballero del nuevo monarca, Álvaro de Ávila. Alfonso V El Magnánimo recompró el señorío de Buñol a Álvaro de Ávila en el año 1416 para luego venderlo a Berenguer Mercader, alcaide del castillo de Játiva, en el año 1425. Desde entonces, y hasta la desaparición de los señoríos bien entrado el siglo XIX, los Mercader fueron señores de Buñol.

En el año 1603 Felipe III creó el título de Conde de Buñol para Gaspar Mercader i Carrós, y pocos años después, en 1609, se produjo la expulsión de los moriscos, medida que ocasionó la despoblación total del condado a excepción de Siete Aguas que contaba desde el siglo XIII con colonos catalanes y aragoneses. Esta situación de vacío poblacional obligó al conde a otorgar el 30 de julio de 1611 una Carta Puebla para atraer nuevos contingentes con la obligación de residir en la villa y no poder vender sus posesiones durante cuatro años desde su asentamiento. Esta Carta Puebla atrajo a repobladores, principalmente de Mallorca.

Durante la Guerra de Sucesión Buñol defendió la causa del archiduque Carlos. En 1761 se solicitó la incorporación a la Corona, lo que se consiguió tras un largo pleito con el señor. Durante la Guerra de la Independencia el ejército napoleónico, que intentaba llegar a Valencia, entró en Buñol y saquearon por completo la población. En el castillo expoliaron la iglesia del Salvador, destruyeron la imágenes y se llevaron ornamentos y alhajas, como la custodia y once lámparas de plata. También durante las Guerras Carlistas el castillo de Buñol fue objeto de varias acometidas y saqueos.

Tras la pérdida del carácter residencial de la fortaleza de Buñol por la emancipación del dominio condal, a finales del siglo XIX empezó a ser ocupado por gentes que construyeron sus hogares dentro del recinto y al abrigo de sus murallas. Se edificó en la plaza de Armas y en el perímetro interno de la muralla, aprovechándose además otros edificios palaciegos, la iglesia del Salvador e incluso el panteón de los condes para acondicionarlos como viviendas.

La fortaleza fue utilizada también como prisión, y entre los personajes encarcelados destaca Francisco I, rey de Francia, que en el año 1525, tras su captura a manos de Carlos I, estuvo preso en este castillo mientras era conducido hacia el reino castellano.

Descripción

El Castillo está formado por dos recintos, que se alzan sobre una cresta rocosa situada entre el barranco de Borrunes y la fosa del Río Buñol. Los recintos están separados por fosos artificiales, que cuentan con puentes defendidos por torres que hacen también la función de puertas.

El primer recinto es de forma poligonal. Está formado por un lienzo de muralla recto, con una torre en cada esquina y otra puerta torre en el centro, y una muralla que corona los escarpes de la peña. El amplio espacio que quedaba en el centro era la Plaza de Armas, cuyo recinto fortificado se hallaba dotado de un cuerpo de ronda perforado por saeteras.

En el centro del castillo se halla la Torre del Homenaje, la más destacada del conjunto, que sirve como punto de acceso al segundo recinto. La torre contaba con una estancia, a la que se accedía por una puerta desde las plantas altas del palacio gótico hoy desaparecidas.

El segundo recinto, el del sur, alberga las estructuras residenciales de la fortaleza. Alrededor de su plaza triangular, por la que desciende la calle del Castillo, se distribuían el palacio gótico, hoy desaparecido, las dependencias palaciales de los condes y la iglesia del Salvador.

Del palacio gótico sólo se conservan algunas partes, como la sala del Oscurico, rectangular y adosada por uno de sus lados a la cara oeste de la torre del Homenaje. Parece ser que originariamente esta sala estaba dividida en dos pisos, pero hoy es una única nave restaurada en la que se realizan exposiciones y actos culturales, siendo el único vestigio original del recinto los arcos de sillerías ojivales que hay en su interior.

La Casa Señorial, adosada por su cabecera al frente oriental de la muralla, corresponde a la antigua dependencia palacial de los condes, y ha sido restaurada recientemente, ya que durante muchos años había sido ocupada por diversas viviendas. En la actualidad es utilizada como Museo Arqueológico y sala de exposiciones.

La iglesia del Salvador debió ser construida como la mayoría de las dependencias que se conocen, entre la segunda mitad del siglo XIII y la primera mitad del siglo XIV. En ella se ha instalado recientemente un Museo Etnológico.

La calle del Castillo termina en una empinada cuesta que da acceso al barrio antiguo del pueblo, la calle de Mallorquines, después de atravesar la puerta fortificada denominada 'la Torreta', que constituye el acceso meridional a la fortaleza, y que está compuesto por una escalinata en eje acodado y una torre situada en la cota más baja del castillo.

En la actualidad el Castillo, Monumento Histórico-Artístico desde 1981, se encuentra en fase de restauración, tras muchos años de abandono. Es propiedad del Ayuntamiento de Buñol y la visita es libre, aunque los museos sólo abren el fin de semana. Se pueden hacer visitas guiadas a las obras de restauración. Para más información, se puede llamar al teléfono del Ayuntamiento: 96 250 01 51.

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